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Sevilla es una de las ciudades más mágicas del sur de España. Posee una enorme riqueza histórica, artística y cultural, con un casco antiguo de casi cuatro kilómetros cuadrados. El más extenso de España y uno de los tres más grandes de Europa. Sevilla recibe el abrazo del río Guadalquivir, que la convierte en el único puerto marítimo del país en una ciudad de interior.

Su exquisita gastronomía y su clima cálido hacen de ella un destino más que deseable para pasar unos días inolvidables entre las callejas del casco antiguo, con el aroma del azahar flotando en el aire. Un placer que podrás acompañar del disfrute de un buen vino de la tierra en cualquiera de sus tascas y bodeguitas. Eso sí, si me aceptas el consejo, evita visitar la ciudad en los meses más cálidos del año, porque el calor del verano puede resultar asfixiante. ¿Me acompañas a conocer los rincones imprescindibles en tu visita a Sevilla?

La Catedral y la Giralda. La Catedral de Santa María de la Sede es patrimonio de la Humanidad y fue construida sobre los restos de la antigua mezquita. Por su tamaño, nos encontramos ante la catedral gótica más grande del mundo y el tercer templo cristiano. Su construcción se llevó a cabo en varias fases durante más de 500 años, lo que dio lugar una mezcolanza de estilos arquitectónicos que la dotan de una especial belleza. En su interior se encuentra la tumba de Cristóbal Colón. El campanario que remata el conjunto arquitectónico es conocido mundialmente como La Giralda, en honor a la veleta que la corona. Se levantó sobre el cuerpo del alminar de la mezquita almohade y muestra dos partes bien diferenciadas (cristiana y musulmana), pero perfectamente integradas. Todo un símbolo del crisol de culturas que conforma el espíritu sevillano.

La Torre del Oro. En la orilla izquierda del Guadalquivir se erige esta torre, joya de la arquitectura sevillana y todo un símbolo de la ciudad. En la actualidad, alberga un Museo Naval en el que se exhiben diversos objetos relacionados con la historia marinera de Sevilla.  

Los Reales Alcázares. Sobre las ruinas de unos campamentos romanos se construyó esta impresionante fortaleza en la Alta Edad Media. Se trata de un conjunto de palacios e impresionantes jardines rodeados por una muralla. En ellos se combinan los estilos islámico, mudéjar y gótico, aunque posteriormente recibió añadidos renacentistas y barrocos. Podemos destacar del conjunto el Patio de las Doncellas o el Palacio Mudéjar. Estamos ante el palacio real en uso más antiguo de Europa, donde se alojan reyes y mandatarios extranjeros en su visita a Sevilla.

La Plaza de España y el Parque de María Luisa. Declarado Bien de Interés Cultural en 1983, el Parque de María Luisa es uno de los pulmones verdes de la ciudad más reconocidos. No pierdas la ocasión de dar un paseo por sus caminos y disfrutar de este rincón natural. Anexo al parque encontramos uno de esos lugares sorprendentes que nos aguardan en Sevilla, la Plaza de España. Fue construida como edificio principal de la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1992. Como curiosidad, en sus bancos aparecen representadas todas las provincias de España y sus muros albergan los bustos de españoles ilustres.

Metropol Parasol (Las Setas). Esta impresionante estructura ultramoderna, conocida popularmente como las Setas de la Encarnación, es obra del arquitecto berlines Jürgen Mayer. Con una altura aproximada de 26 metros, fue el proyecto ganador del concurso abierto por el Ayuntamiento de Sevilla para la rehabilitación de la Plaza de la Encarnación. En su interior alberga un museo arqueológico o Antiquaium, con restos romanos y árabes. Desde su altura, el mirador ofrece una de las vistas más impresionantes de la ciudad.

Triana. Separado del núcleo histórico por el río Guadalquivir, se encuentra Triana, uno de los barrios de Sevilla con más solera. Triana encierra lugares dignos de parada en el camino, como el Mercado, la Iglesia de Nuestra Señora de la O, la Plaza del Altozano o el callejón de la Inquisición. Disfruta del ambiente del barrio y no pierdas ocasión de visitar alguno de los típicos tablaos que encontrarás en esta zona.

El Barrio de Santa Cruz. El corazón de la ciudad, la antigua judería de Sevilla, es el Barrio de Santa Cruz. En sus callejuelas y plazas podemos respirar el encanto de las leyendas y los patios repletos de flores. El alma de Sevilla se concentra en este barrio rebosante de vida, donde se nos ofrecen multitud de bares en los que tapear y tomar un buen vino.

Otros lugares que deberías visitar, si el tiempo te lo permite, son el Archivo de Indias, el Convento de Santa Clara, la Maestranza, la Isla de Cartuja, la Plaza Nueva y la Plaza del Salvador. Aunque la ciudad esconde tantos rincones encantadores que una sola visita no bastará para descubrirlos todos. Una magnífica excusa para volver.

En cuanto a la gastronomía, podrás disfrutar de unas tapas exquisitas o decantarte por alguno de los platos típicos del lugar. Cazón en adobo, huevas aliñás, gazpacho, pescaito frito, soldaditos de pavía, papas aliñás, un montadito de pringá o un buen bacalao con tomate harán las delicias del viajero. Y de postre, tortas de manteca, unas torrijas o unos pestiños.

 

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